Junio 14, 2023.
¡Ah!...las estrellas, las luminarias de la noche, sólo podemos verlas cuando el Sol nos lo permite, parecen tan lejanas, tan misteriosas, pero realmente sabemos mucho de ellas. Las estrellas son la vida del Universo, ellas producen luz, calor y el resto de radiaciones electromagnéticas, en sus núcleos se crean los elementos que dan sustancia al Cosmos. Las estrellas modifican el espacio-tiempo, son precursoras de la vida y el sustento de ella; y además tienen la particular condición de renacer de sus cenizas. Los astrónomos las organizan en Constelaciones, un orden heredado de la pareidolia de los antiguos contempladores y estudiosos del cielo. Realmente las estrellas de las constelaciones son muy distantes entre sí, pero esos nombres y las historias asociadas a ellas, son tan fabulosas y románticos que las conservamos.
El concepto inicial es simple, pero las consecuencias tremendas; las estrellas nacen de una inmensa nube de hidrógeno (H), acumulada en una región del espacio-tiempo por interacciones gravitacionales y electromagnéticas. La masa del hidrógeno llega a ser tan grande que su gravedad la comprime sobre sí misma, es un colapso gravitacional que logra acercar tanto los núcleos de hidrógeno que se funden, se fusionan. Al iniciar la fusión nuclear se desprende una monumental cantidad de energía en forma de toda la radiación conocida, y subpartículas atómicas; donde antes había una masa de gas ahora resplandece un lucero blanco y perfecto, nace una estrella.
Las luminosas centinelas de la noche son objetos complejos y convulsos, consumen toneladas de materia por segundo para vivir, la fusión termonuclear les da vida, generando esas portentosas cantidades de radiación y descomunales campos electromagnéticos. Los luceros nocturnos tuercen el espacio-tiempo al estar en él, al desplazarse en él, y al girar en él. Las estrellas nacen en una maravillosa explosión controlada, viven en una palpitante explosión sostenida y algunas mueren en una gloriosa explosión de Supernova; mientras sus hermanas más pequeñas mueren en una silente agonía que las apaga lentamente.
Algunas estrellas son tan grandes como el Sistema Solar, mientras otras pueden tener el tamaño de la Tierra. Algunas tienen vidas solitarias y errantes, mientras otras se hacen acompañar de planetas, agrupándose en dúos, tríos y cúmulos estelares. Brillan blancas, azules, rojas, naranja, y marrones; por eso al mirar al cielo parece como un cofre de piedras preciosas.
¡Ah!...las estrellas, parecen eternas y son maravillosas.
En la imagen, tomada de la galería de Microsoft Corporation, la Constelación de Orión, el Cazador de los Cielos. Es una visual en el espectro óptico con una ampliación parcial en Rayos X. Modifiqué la imagen original agregando algunos datos de Orión. Por OAGE
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